Publicado en la revista Ñ
Se mueven entre la erudición y la cultura pop. Sus blogs terminaron en libros de éxito. Rafael Cippolini publicó Contagiosa paranoia, y Fabián Casas, Ensayos bonsai. A su vez, Reinaldo Laddaga, autor de Espectáculos de realidad indaga en estas escrituras.
FERNANDO GARCIA Y ANDRES HAX.
fegarcia@clarin.com
Temprano, en la mañana boreal, el ensayista abre su ventana (que es la ventana conocida en ambos hemisferios como Windows) y echa un vistazo al mundo que lo rodea. Este es su diagnóstico, pues.
"Vivimos en un mundo de individuos hiperexpresivos: individuos que hablan de sí mismos en consultorios donde exploran diferentes terapias, individuos que se visten de tal o cual manera sabiendo que de ese modo favorecen las condiciones por las cuales podrán constituir tal o cual identidad, individuos que registran sus acciones a través de cámaras y envían estos registros a su familia o sus amigos o las ponen en el dominio público, en espacios como You Tube. Es probable que nunca haya habido una situación semejante a la de nuestro mundo, donde el dominio de lo escénico haya estado tan extendido como lo está entre nosotros, donde todo el mundo haya estado, de manera rutinaria, compelido a ponerse en escena".
Concluye el ensayista, que se llama Reinaldo Laddaga y está contestando la última pregunta de un cuestionario sobre su libro Espectáculos de realidad y las nuevas coordenadas del ensayo:
"Vivimos en medio de una explosión generalizada de actos de ficción que, desconcertantemente, se realizan en nombre de la sinceridad. Los espectáculos de realidad son inseparables de esta situación. No veo cómo un artista podría, hoy, no estar interesado en ellos. Tampoco veo cómo este hipotético artista, confrontado a esta forma de espectáculo, podría prescindir de imaginar una versión fantástica de ella, que extienda alguno de sus principios y cancele sus elementos más funestos".
Hay en la conclusión de Laddaga un golpe de época que marca la necesidad de encontrar nuevos speakers para delimitar el complejo bosque de artefactos culturales en el que vivimos. Para esto se requieren cazadores de significado que dispongan mapas, herramientas.
Este horizonte cruza a tres autores argentinos que en 2007 marcaron, con sus respectivos libros, una nueva frontera para el ensayo. En Contagiosa paranoia, de Rafael Cippolini; Ensayos bonsai, del poeta Fabián Casas y Espectáculos de realidad de Laddaga, se vislumbra una mirada generacional (autores nacidos en los 60) que hace equilibrio entre la erudición académica (entre la teoría del arte contemporáneo y las vanguardias literarias) y la erudición pop (rock, música electrónica, televisión). Una mirada, sobre todo, a la que le toca hacer equilibrio entre la palabra escrita (con sus tiempos de impresión y publicación) y la palabra virtual (capaz de pegar pensamiento y lectura en ese viaje inmediato: post). Libros de ensayo en un momento en el que la novela se pliega hacia el ensayo (Vila Matas, Coetzee, Sebald) y en el que la blogósfera ha revelado una cantera de ensayistas amateur.
Al ensayo 2.0 le toca desplegar sus armas en este frente sobresaturado de escritura y pensamiento, de diarios privados-públicos que se abren hacia el infinito por sus comments y nunca terminan verdaderamente de escribirse.
Estos ensayistas están, como manifestaba Laddaga al principio, cruzados por esta realidad y antes que apocalípticos o integrados habrá que recatalogarlos como anfibios (tomando prestado y ampliando al resto la palabra que usa para definirse Cippolini en su relación con Internet).
Contagiosa paranoia y Ensayos bonsai podrían tener un lugar en el inventario inmediato como los primeros libros de ensayo sucedáneos del fenómeno blog. Cippolini acomete aquí con "remixes" (usa una figura de la cultura dance de compleja traslación al campo de lo escrito) de sus textos para Cippodromo(y otras publicaciones previas en papel), su manifiesto on-line. Es importante detenerse en el perfil que presenta Cippolini en la web: "ensayista full time". No está aquí el novelista que recoge sus apuntes sobre el mundo de todos los días y lo anexa al amparo de su nombre o estilo. Ensayista, ensayista, ensayista duro, Cippolini está redefiniendo un espacio.
"El ensayo no es solamente un género, sino que es una forma de vida. Ensayo también en el sentido más vulgar e inmediato de ensayo y error, como el paso previo antes de estrenar una obra, el que tiene una banda de rock antes de salir a tocar. Ese momento provisorio es el que me interesa más. Es decir, no me interesa llegar a una obra terminada. Que el texto sea un rastro, que sea provisorio", afirma.
On line –Cippolini exhibe además su avatar virtual– lo suyo es un cruce entre arte contemporáneo, tecnología y cultura pop. Lo más lejos a lo que ha llegado ese cruce es la formulación de un mapa teórico para entender los alcances de ese nuevo mundo (vituperado y ensalzado en partes iguales por los medios tradicionales) que es Second Life. El blog traslada su estrategia– capítulos entrelazados por textos cortos, textos post–a Contagiosa paranoia, el libro. Se trata de un indispensable catálogo de de-generados (los que dinamitaron las comodidades del género) en donde Cippolini oficia de arqueólogo. Su trabajo es detectar las excavaciones que unen, por ejemplo, al grupo que tradujo el Ferdydurke de Gombrowicz con la fundación del movimiento Madí. O esto: el camino que lleva de Alberto Greco a Palito Ortega.
En ese mismo nivel de heterogeneidad trabaja el poeta Fabián Casas, aunque lo suyo está más cerca de una colección de apuntes sentimentales. Ensayos bonsái arranca con una reflexión trasnochada sobre Julio Cortázar–viendo a Cortázar en el cable–, sigue por Led Zeppelin, Beckett, Joyce, Abbey Road, Zidane, todo jugado al mismo plano. Muchos de estos textos tuvieron vida virtual previa en el blog del escritor Pedro Mairal y, como sucede con algunos tramos de Contagiosa paranoia, tienen, justamente, contextura de blog. El objeto libro pareciera exigir un espesor distinto a esa "prosa al tuntún" de la que se habla en la contratapa. El mismo Casas da cuenta de esta categoría difusa. "Creo que la calidad de la blogósfera depende de quiénes escriban en ella. No tiene en sí misma, como soporte técnico, una ontología de calidad. A mí me sirve para no tomarme tanto en serio, que me parece uno de los grandes pecados de la gente. Escribo algo, se lo paso a mi amigo Pedro Mairal, el lo sube a su blog y listo". Como Cippolini, Casas defiende al ensayo como lo no-hecho y rompe con cualquier forma que lo prefigure: "No tengo una idea sobre la morfología que debe tener un ensayo. Yo encuentro más poesía en los ensayos de Borges que en sus poemas hechos y derechos. Ensayar es acercarse a algo, tirar y errar. De ahí el epígrafe de (el actor) David Duchovny que le puse al broli".
Duchovny: "Lo que yo busco en la performance de cada actor es el Hamartia, un término de arquería que se refiere a la forma en que se yerra, no a la forma que se acierta". Pienso, luego posteo. El ensayo 2.0 opera en esta máxima, al menos para la franja amateur que conquista la blogósfera y repite con la escritura el fenómeno de la fotografía. Laddaga indaga en la noción de Junkspace (espacio basura) del arquitecto holandés Rem Koolhaas para redefinir lo específico del ensayo. "La expresión me parece feliz para describir el plano ultradenso de mensajes que constituye nuestro entorno inmediato. La expresión, por otra parte, subraya otra cosa: la impresión de descomposición más o menos generalizada que me resulta difícil no tener. La práctica del ensayo (que quisiera poner orden, aunque parcial, en alguna región de este espacio) se vuelve en estas condiciones particularmente importante".
En Espectáculos de realidad, Laddaga busca vincular a los narradores latinoamericanos de los últimos veinte años que marcan la agenda de hoy. Su estilo no es el del polemista –no hay aquí otro Literatura de izquierda (Damián Tabarovsky), insoslayable lectura para este panorama–: la fricción en el recorte. Para Laddaga cuentan César Aira, Fernando Vallejo, Joao Gilberto Noll, Mario Bellatin y Osvaldo Lamborghini. La tipología 2.0 aparece aquí en la capacidad de Laddaga para vincular autores y libros con el escenario antes descripto. Escribe Laddaga: "Estos son libros que se escriben en una época en que por primera vez en mucho tiempo, no está claro que el vehículo principal de la ficción verbal sea lo impreso". Por eso dirá que las novelas de Aira son "emisiones" (en el sentido televisivo del término) y que la velocidad de algunos de estos autores prefiguró al usuario del blog (el urgente "quiero publicar, luego escribir" de Lamborghini): "Son libros que parecen escribirse mientras se imprimen", observa.
El ensayo de Laddaga es casi meta-ensayo. Se propone atravesar una galaxia de libros que "ensayan cómo debiera ser la literatura" en estas condiciones de espacio sobresaturado, de espacio basura ("nuestro mundo se parece al universo del Ireneo Funes de Borges que le decía al narrador del cuento que su memoria era un 'vertedero de basuras' "). Aunque menos pop que Cippolini y Casas y definitivamente más cerca del texto teórico sus panoramas no rehúyen utilizar la idea del trance y la improvisación en la música electrónica o la fabulosidad en Aira a partir del cine industrial de Spielberg. Con todo, hay una coincidencia sobresaliente: el uso determinante de la primera persona (Beatriz Sarlo recién utilizó ese registro en La pasión y la excepción de 2003).
Casas: "Tal vez a través de las ideas uno dé cuenta de una biografía colectiva".
Laddaga: "En primer lugar, todos los que escribimos sobre arte, literatura y música, sabemos que no hay, para la clase de fenómenos que nos interesa abordar, perspectivas que trasciendan las personales".
Cippolini: "Cuando vos estás escribiendo un ensayo estás investigando qué te pasa con algo a vos. Hay una exploración personal cruzada con una hipótesis".
Estos ensayos 2.0 vienen también a ocupar una franja que se abre entre las publicaciones doctas y el ensimismado diván argentino (ese "cómo somos" que no termina de cuajar como Historia ni como Sociología). Los tres, de distinta manera, buscan restablecer una forma multidisciplinaria que le es propia, o que debería serle propia, al ensayista.
Cippolini: "La ensayística con el tiempo se fue especializando cada vez más. Ya no se escribe en el intermedio, donde todo se hace incómodo. Y ese es el lugar que me interesa a mí".
Casas: "Sé que es en los cruces donde está lo más interesante. Que los caminos de los puristas conducen irremediablemente al fascismo".
Epa. La palabra "fascismo" introduce aquí una dimensión política directa cuya ausencia es también una clave del ensayo 2.0. No parecen continuarse aquí los caminos de una ensayística jugada por una u otra plataforma de pensamiento político. ¿Será en ese sentido light el ensayo 2.0?
Casas: "Todos los ensayos son políticos, aunque hablen de la genealogía del tomate".
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