Hojas amarillas sobre tus veredas. El parpadeo en tu cien.
Estoy caminando por los anillos grises. El rosal se refugia en tus lágrimas de miel.
Tengo sed de cielo.
Las venturosas hamacas juegan en la plaza vacía. Tus agujeros permanecen negros, secos, húmedos, desérticos y desesperados.
Las grietas sonríen contentas cada vés que te ven pasar. Los miedos enrojecen tus hábitos perdidos, encontrados, diezmados por el silencio mas atroz que hayas tu conocido.
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